domingo, 21 de abril de 2013

El Burrero

Esta playa fue donde mi hermana Ángeles me enseñó a flotar en la existencia. Tiritando me aferré a su piel morena hasta que me dejó solo entre el olor a salitre y un el océano cerúleo que se convertía en cielo en el horizonte.

 Aquí los vientos traen olores de otras miradas y hay días que decide descansar y todo se detiene. Todo menos el imperceptible beso del cristal salobre en la roca ígnea de El Roque.
Es una playa de recuerdos inseparables de mi existencia. Donde amé y fui amado.


Autor: Lester Lestegas