Cuando terminamos de almorzar me acercaron una bolsa: "y esto por tus 50 tacos". No me lo esperaba, sobre todo porque ya habían pasado cuatro meses. Cuando descubrí lo que era me quedé sin palabras observando cada detalle y cómo el Artista (con mayúsculas) había captado la esencia de lo que Elena y Jose Luis (¡gracias!) le habían hecho llegar a base de fotos y comentario sobre mí. La chapela, comprada en el el país vasco francés cuelga del plafón y no en mi cabeza, pero me gusta porque tapa calva. La mesa de dibujo con 25 años guarda los primeros trazos a mano de tantos dibujos y diseños científicos que ahora los trazo en el i-mac que está "clavao" ante mis gafas para la presbicia (es lo que tiene la edad también). Mis libros de consulta sobre mi "ordenado caos" que es mi mesa. Mi silla giratoria que ahora soporta todos los días mi bolsa y mi bata. La pared con un pequeño ejemplo, pero exacto, de todo lo que en ella tengo colgada. Mi identificación en la solapa...yo.
Quienes han estado en mi estudio reconocerán de inmediato de lo que escribo y es que quien lo hizo tiene la capacidad de "zas" pillar la esencia, por eso es un regalazo de la hostia.