viernes, 11 de abril de 2014

Buda y la caja de chocolate

Quedamos en su casa, alquilada, en la playa de Arinaga.  Ahora, el recuerdo de aquella casa me transporta a los atrezzos de Woody Allen. Ya nos habíamos visto antes y nuestro primer beso fue en Guayadeque con sabor a vino azufrado.  Impartía clases, no a mí, y era siete años mayor que yo.  Surgió y nos amamos hasta que todo se diluyó en el tiempo.

Vi un disco, sus discos estaban dispersos, con la imagen de Buda. Cat Stevens... fue soltar la púa sobre el vinilo y bastó para que escriba, treinta y tantos año después sobre aquel instante.

Era demasiado joven, (oh, very Young, segundo tema de la cara A, me dijo)
y aquel disco sigue girando como Ella. Los amores con profesoras te marcan para toda la Vida.