domingo, 8 de junio de 2014

Lo que no sabe la Maldad

La maldad tiene la facilidad de subyugar a los más infelices.   Quienes logran huir, se llevan en su ADN la génesis de la maldad y nada lo puede limpiar. Quienes no comparten genes y no pueden huir, se mimetizan a ella por miedo y sólo les queda pasar por la vida sofronizando a los ignorantes y sembrando el daño sin importarle ascendencia, consanguinidad  o compañerismo.  Pero la maldad no es perfecta: no soporta la indiferencia y desconoce el precio que tiene que pagar por ello.

Estudios científicos han demostrado una relación entre mente y cuerpo (ya conocida por muchas prácticas como el yoga).  Una mente maligna fagocita el soma y la psiquis y, por fatiga, terminan dañados.

Lentamente, muy lentamente...