lunes, 23 de febrero de 2015

Las últimas tintas de Lolita

Así nos llamaba nuestro padre. Desconozco, aunque intuyo, el por qué del adjetivo cariñoso.  Y aquí estamos con quien nuestro progenitor confabuló felizmente para que fuéramos los más pequeños: sus pequeños.

Y hay quien se empeña en envanescernos una y otra vez y convertirnos en ese lunar peludo que lleva pegado en la cara que es lo que dejó del gemelo con el que compartía vientre y no le dejó vivir.

Pero ésta no la puedes romper.