martes, 5 de mayo de 2015

25 años, 25

MEDIA VIDA YA. La mitad justa de mi existencia, 25 años, hace este año que mi sueño, la de aquel adolescente que pintó un corazón inmenso en las paredes de la primera unidad de Hemodinámica en el Hospital Ntra. Sra. del Pino. De aquel joven que ilustraba los trabajos de su hermana enfermera, en los 80, impulsora de la docencia en enfermería (la misma década que se despidió de mí para siempre) y que hoy un aula de Docencia en el Hospital Universitario de Gran Canaria lleva su nombre. Cuando imparto una charla ese aula me siento tan cómodo que todo fluye allí dentro. Jamás pensé que mi sueño, cuando ojeaba los libros de Frank Netter, se hiciera realidad y ya he dedicado en cuerpo y alma 25 vueltas al sol en mi profesión. Una profesión que me ha dado conocimientos y ni un segundo de hastío; al contrario. En la actualidad, mi actividad profesional es tan variada que soy inmensamente feliz en cada una de ellas: dibujando por qué se produce la Proteinuria, donde una célula es un universo, paso a paso o impartiendo clases sobre metodología de la divulgación científica en imágenes. Diseñando un cartel para unas jornadas médicas o tutorizando a estudiantes de Ilustración que eligen la Unidad para las prácticas. Hay tanto que escribir, tanto que decir, que si me preguntan con qué me quedaría...de entrada con el primer día que me vi impartiendo charlas en la Complutense de Madrid y, por supuesto, con toda esa gente buena que he conocido, conozco, y que no hay bytes para nombrarlas.

Siempre digo que no tiene precio llevarte bien con tus compañeros de trabajo (somos tres) y disfrutarlo no hay con qué pagarlo. 25 años, que no es poco.

Gracias Ángeles.