De adolescente leí una novela, sin duda imprescindible, de Henry Miller: un Neoyorquino que logró convulsionarme intelectual y hormonalmente. "Días tranquilos en Clichy" no se desarrolla en la ciudad de los rascacielos si no en el barrio donde Vincent se abrigaba su barba pelirroja impregnada en plomo. Su lectura logró que me prometiera visitar no sólo esa ciudad si no ese lugar. He estado muchas veces en París y como norma me pierdo por las calle del Boulevard del Molino Rojo para terminar siempre arriba...en Montmartre.