domingo, 29 de mayo de 2016
La vida es como una caja de bombones...
Que "por un puñado de euros" (así se hubiese llamado hoy la película de Leone) se paralice una ciudad porque un actor guapo realice unos cuantos travelling por las calles de una de sus zonas más antiguas, !que quitaron hasta semáforos!, es inherente al séptimo arte. Aunque en el caso de Brad Pitt se puede hacer una excepción pues ha demostrado, a veces, que prefiere un buen guión por el que es capaz de dejar a un lado su simetría facial y quitarse los incisivos para hacer una inolvidable interpretación en el "Club de la Lucha" (luego vendrían los implantes de última generación, hombreeee) Y la prensa no dejó de seguirle con sus fans y un día aparece en primera plana como un héroe (sic) por parar el rodaje en Fuerteventura, creo, y ayudar a una niña de 11 años que su madre llevó a ver, perdón: que su madre se llevó con ella a ver al intérprete de "Malditos bastardos " (la de Tarantino) y estaban aplastando contra las vallas. Vaya...niños aplastados contra vallas ¿de qué me suena?. Todo esto viene a que, y si no lo sabes ya te lo digo, quien vino a dirigirlo nos transportó al futuro por tres veces, se preguntó quién mató a Roger Rabbit y logró con un efecto genial de postproducción seguir a una pluma de ave en su aleatorio vuelo desde las nubes (o cerca) hasta las zapatillas de Forrest Gump. Quienes a estas alturas no sepan de quién hablo, lean su filmografía en Wikipedia (seguro que está enterita) y quienes sí, pues decirles que sí: Robert Zemeckis estuvo estos días por las Islas Canarias. Pues eso...