En los últimos años, he descubierto un refugio inestimable en las actividades al aire libre. Cada vez que me encuentro en la naturaleza, ya sea haciendo rappel, en bici o en una escarpada montaña o recorriendo un sendero serpenteante, siento que el peso del mundo se disipa.
Desciendo por una pared rocosa, sintiendo la adrenalina y la paz en partes iguales. Siento el silencio roto solo por el murmullo de mi corazón.
El senderismo, en cualquier país, por otro lado, me ofrece una conexión íntima con la tierra.
Estas escapadas no son solo aventuras, sino también momentos de introspección.
El aislamiento que busco no es soledad, sino un espacio para reconectar conmigo mismo y con la esencia de la vida. Cada viaje, cada actividad, es una oportunidad para crecer, sanar y recordar lo que realmente importa. En estos momentos, en medio de la majestuosidad de la naturaleza, encuentro la serenidad y el confort.